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agosto 26, 2025

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Isa Padilla y su colorida vocación de servicio

Pequeños milagros se tejen a diario en el Centro Bríos, un espacio que nació hace 30 años para atender a infantes con discapacidad y que hoy continúa con su misión gracias al impulso de personas como Isa Padilla, consejera del lugar

Por

Isa Padilla

Aquí, cada paso, cada palabra lograda, es un triunfo compartido. Es el Centro Bríos, un espacio de rehabilitación, guardería y kínder para niños con trastornos neuromotores y síndrome de Down.

Abrió sus puertas en 1995, como Centro para el Desarrollo del Potencial Humano A.C., por iniciativa del Gobierno municipal de San Pedro, encabezado en aquel momento por Alejandra Sada y Fernando Margáin, y de los esposos Odet Muciño de Padilla y Alberto Padilla.

Isa Padilla
Isa Padilla

Isa Padilla Muciño, hija de esta pareja, era apenas una niña pequeña cuando sus padres iniciaron con este proyecto de vida. Ambos médicos, impulsaron este proyecto tras la pérdida de una bebé quien, de haber sobrevivido, habría vivido con una discapacidad. 

“Mi mamá lo convirtió en su misión de vida”, dice Isa. Y como ocurre en muchas historias familiares, los hijos fueron creciendo junto con el proyecto.

Junto con su única hermana, que hoy radica en el extranjero, acudía con frecuencia al centro, pero fue hasta 2020 cuando Isa se integró oficialmente a la mesa de consejo. Hoy, con 35 años, es vocal del consejo y se encarga de la parte de comunicación y recaudación de fondos.

Con su formación profesional de diseñadora gráfica, Isa ha llenado de color el espacio: las aulas, muros y puertas son de tonos vivos que empatan con la alegría de los niños. 

“Quien ha pasado un solo día en el Centro Bríos difícilmente se va igual que como llegó”,  asegura Isa.

Nuevos bríos

“Donde hay niños, hay brío”. Esta es la frase que recibe a los visitantes en el centro, que cambió de nombre hace algunos años, como parte de un rediseño.

“El nombre se eligió por esa energía, ese ‘brío’ que uno ve en los ojos de las familias cuando sus hijos comienzan a mejorar”, dice.

Lo que hace especial al Centro Bríos es su modelo integral: no es solo una guardería, ni solo un centro de rehabilitación. Es ambas cosas. 

“Tenemos lista de espera, por eso necesitamos más donativos, para cambiarle la vida a más niños”

Isa Padilla

“Aquí un niño puede llegar desde las 7:30 de la mañana, recibir sus terapias y quedarse mientras sus padres trabajan. Es un espacio pensado para familias de bajos recursos que no siempre tienen acceso a estas atenciones”, explica.

Actualmente, el centro atiende a 100 niños con diversos diagnósticos: parálisis cerebral, síndrome de Down, trastornos de lenguaje, y otros más complejos.

Isa explica que trabajan con un equipo multidisciplinario de alrededor de 10 personas, entre terapeutas, doctores y enfermeros, que cuidan cada detalle de la atención.

“Lo más importante es el seguimiento. No podemos permitir que un niño falte tres terapias seguidas porque le estamos quitando la oportunidad a otro que sí tiene el compromiso”, dice con firmeza. 

El mejor pago

Isa se emociona al recordar la historia de una niña con parálisis cerebral que poco a poco, con años de esfuerzo, aprendió a armar rompecabezas sola, o del niño que dejó el centro para integrarse a una escuela regular.

Ni qué decir de la pequeña Mía, que al principio la ignoraba, pero un día le devolvió el saludo por primera vez: “¡Me cambió el día!”, recuerda.

Si bien no recibe un sueldo, la cuenta emocional crece con cada visita.

“Siempre quiero estar aquí. Me llena”, reconoce.

Y eso se nota. Cuando camina por los pasillos del centro, los niños la conocen, le sonríen, la abrazan. Ella les devuelve el gesto con la misma ternura. 

“A veces llego estresada, pero los veo, juego con ellos y se me olvida todo. Me dan perspectiva, alegría, fuerza”, revela.

Planes de crecimiento

Aunque sueñan con crecer y expandirse a otros municipios, porque los traslados para muchos padres de familia son complicados (se ubican en San Pedro, a unos pasos de la Universidad de Monterrey), lo más apremiante es apoyar a los alumnos que hoy reciben atención.

Es posible apadrinar la atención de un niño, con 10 mil pesos al mes, pero en todo caso no es necesario hacer la aportación total.

“Hasta 50 pesos hacen la diferencia. Lo importante es sumarse”, explica.

Para convertirse en donador, hay que llamar al 818 401 6675. La cuenta de PayPal Me es  @brioscdphac. 

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