Para Laura Elizondo Williams, fundadora de Lexium, el aprendizaje es la verdadera ruta hacia la prosperidad. No se trata solo de acumular conocimientos, sino de cultivar una capacidad continua de adaptación, reflexión y evolución.
Con más de tres décadas dedicadas al diseño de herramientas de evaluación y desarrollo socioemocional, su visión parte de una convicción profunda: la educación es mucho más que un derecho.
“Aprender es la única cosa que realmente está en tus manos. Es lo que te permite prosperar, no solo económicamente, sino con libertad, con criterio, sin miedo”, afirma.
Lexium nació justo de la necesidad de aprender a aprender. Desde sus inicios, en 1992, Elizondo y su equipo apostaron por una transformación educativa basada en la comprensión emocional y cognitiva de los alumnos.
El objetivo nunca fue diagnosticar ni etiquetar, sino detectar riesgos y ofrecer a cada estudiante y a cada escuela las herramientas para actuar y hacer los ajustes necesarios.
Camino desigual
Cuando se le pregunta por los desafíos que enfrentan las escuelas para adoptar una visión integral del bienestar estudiantil, Elizondo es contundente: “En este México, que a mí me duele mucho, hay que hacer una distinción entre escuela y colegio, y cada vez es más grande”.
Introduce el concepto de “estratificación mental y emocional”, una realidad que se agudiza según el entorno familiar. ¿Cómo me puedo desarrollar yo en una escuela de Chiapas con la propuesta educativa que traen, donde mis papás casi no saben hablar español y me invitan a reflexionar?”, se cuestiona.
Esta desigualdad, afirma, compromete el futuro de millones.
“El 90% de los niños no van a recibir lo que necesitan para salir adelante cuando sean grandes. Ya nos alcanzó el futuro, y es triste”, señala.
Para Laura Elizondo, el futuro de la educación en México en los próximos cinco años es sombrío. Y la gran factura, advierte, ya la estamos pagando.
“Cada vez es más difícil encontrar gente capacitada, y no es culpa de ellos. Si te preguntas por qué hay rotación, por qué la curva de aprendizaje es tan larga, tienes que irte a ver cómo recibieron clases en cuarto de primaria”.
Pero aún en este panorama, encuentra una vía de acción: el autoaprendizaje. “Sí, tienes Lexium, pero también tienes YouTube, TikTok, Instagram. Es una maravilla. El problema es que la gente no sabe aprender. Si ves cosas que no tienen importancia, de eso estás alimentando tu mente”, sostiene.
Liderazgo femenino
Al hablar sobre su experiencia como líder en un sector empresarial dominado por retos tecnológicos y estructurales, Elizondo reconoce que ha sido más sencillo de lo que muchos imaginarían.
“He estado montada en hombros de gigantes. Si yo hubiera tenido que encargarme de la parte económica, financiera y tecnológica, no habría tenido tiempo de crear modelos. Y ese ha sido mi rol: crear”, comparte.
Para ella, el conocimiento es el gran igualador, más allá del género. “Nunca he sentido que me hagan menos por ser mujer. Lo que sí he tenido que enfrentarme es a quienes creen que saben más que yo. Y ahí no importa si eres hombre o mujer: si no sabes, te ganan”, comenta.
Entre los valores centrales de Lexium está la credibilidad, no solo como empresa, sino como individuos, dice.
“Nosotros ofrecemos evaluaciones. Debemos tener una credibilidad absoluta en que lo que hacemos está bien fundamentado y ejecutado. La integridad es el valor más importante: lo que ves es lo que hay”, comenta.
Lexium se encuentra actualmente en una etapa de expansión. La demografía cambió y ahora lo fuerte está en la preparatoria y universidad. Sin descuidar lo demás, desean tener una mayor cobertura nacional y a nivel Latinoamérica.
Pasión por aprender
En su vida personal, Elizondo predica con el ejemplo y no se cansa de aprender. Se declara fanática de herramientas como Storytel, podcasts y cursos en línea.
“No hay excusas. Este mundo es emocionante, si sabes dónde mirar. Por ejemplo, con la inteligencia artificial: no solo uso ChatGPT, me meto a un curso de IA, escucho podcasts, entiendo el contexto”, revela.
Recuerda una escena de la película “Taken”, en la que el padre le dice a su hija que va a ser secuestrada: “Va a pasar, así que prepárate”. Ese, dice Elizondo, es su mantra : va a pasar. “O te pones a llorar, o te preparas”, añade.
Además, le gusta bordar, tejer y pintar. Así que antes de crear algo o iniciar un nuevo proyecto, es frecuente que ponga manos a la obra sobre el estambre.
“Las ideas salen por los dedos. Primero tienes que tener paz”, asegura.
Para ella, el camino hacia la transformación educativa no ha sido un trayecto solitario. Detrás de los modelos innovadores que ha desarrollado junto con su equipo en Lexium, está también el acompañamiento constante de José Vargas, su esposo y socio, con quien ha construido tanto una vida como una visión compartida.
En palabras de Elizondo, la creación, más que ideas, necesita aliados que las impulsen.
“Yo soy la mente que crea los modelos, pero sería mentira decir que yo lo hago sola. Hay miles de personas con buenas ideas, pero si no tienes un facilitador que te diga ‘yo te la hago volar’, te quedas ahí”, comparte.
Su compromiso con la educación también se ha forjado desde su experiencia personal como madre y ahora como abuela. Ver a sus hijos enfrentar los retos del mundo actual reafirmó su convicción de que el aprendizaje es una herramienta irremplazable.
“Si yo tuve que reaprender 10 mil veces y mis hijos otras 10 mil, ¿qué les tocará a estos niños?”, se pregunta.
Al final de la conversación, Laura no deja dudas: el aprendizaje no es un lujo, es una urgencia. En un País que lucha por equilibrar la balanza de la oportunidad, su voz resuena como un recordatorio claro: el futuro no se improvisa, se construye, y se construye aprendiendo.